Un sitio web para reunir publicaciones que circularon en las afueras y en las orillas. En los márgenes de la sociedad, en los márgenes del poder, en los márgenes del mercado, en los márgenes del lucro contemporáneo. Publicaciones que, justo por extintas, tienen algo que decirle a nuestro tiempo. Un repositorio digital que inicia con un semanario que vivió entre 1990 y 1998: El Nuevo Amanecer de Querétaro.
Hemos perturbado su sueño para devolverla al mundo de otro modo, justo el 21 de mayo de 2021, cuando el difuntito estaría cumpliendo 31 años. ¿Dónde andábamos cuando, en 1991, se creó el primer sitio web en el mundo, cuando la primera carabela posó sobre las aguas virtuales? Eran los días de la primera guerra del Pérsico, año 2 de la caída del muro de Berlín… y El Nuevo Amanecer, escuálido y con muchas ganas de vivir, vivía su primer año. Para entonces disfrutaba el PRI del delicioso saber de la derrota: su primer municipio perdido en Querétaro.
Dicen que mientras los médicos entierran sus errores, los periodistas los publican. Aquí, sin mirar atrás pero como una resuelta apuesta por la memoria, aquí está el compendio de muchos errores. Porque hay aquí muchas instantáneas de un período intenso que definió rutas para nuestro conflictivo presente.
Al fin profanadores de tumbas, sobre la marcha, de aquí al año 3000, iremos exhumando otras publicaciones desaparecidas para armar un convivio en este panteón digital.
Esta es la primera piedra de un proyecto de largo aliento, que aspira a constituir un Centro de Información y Documentación Alternativa de Querétaro. Además de la hemeroteca, la intención es integrar documentos de valor histórico, imágenes, audios y videos que den cuenta de que existen otras formas de habitar y hacer la historia, más allá del relato dominante.
También este sitio alojará un panfleto sin orden ni concierto, un libelo marginal, en los linderos del fanzine y el diario personal. Nos proponemos hacer una revistucha para pensar el vendaval de nuestro tiempo. Irreverente y que apunte al fondo. Una revista queretana, pero no tanto… Ni académica ni pandillera. Etérea y virtual, como nuestro tiempo. Una revista que se divierta en el gran teatro del mundo. Aunque hija de la tradición, que se disponga a ir contra la tradición. Que ronde la periferia de la historia y se asome al corazón de la época. Que, sabiendo reír, empiece por reírse de sí misma porque procurará reírse de lo cómico que oculta el mundo tras su gesto adusto. Entre la coyuntura y el largo aliento. Entre lo local y lo global. Una revista contra el periodismo, que desde ahora renuncia a la periodicidad para aparecer sólo cuando tenga algo de qué pitorrearse.
Loca, dislocada, la loca de la casa, más allá del soliloquio y la logomaquia. Si existe el Libro Vaquero, ¿por qué no una Revista Loca? Cada número se parecerá a sí mismo. Una revista enferma, lecturas enfermas para una sociedad enferma. Lamer heridas y tocar fibras sensibles de la época. ¿Es posible el tránsito de la masa a pueblo organizado? ¿Hay margen para deliberar sobre la olvidada fraternidad y explorar todas las posibilidades de lo humano? El espíritu de nuestro tiempo y la espiritualidad dentro del pantano.
Cuando fue bajada la cortina de El Nuevo Amanecer, en 1998, estaba naciendo un nuevo dios: Google, y para entonces ya había 2 millones y medio de páginas web. En los inicios de la gran epidemia, el otoño de 2019, Live Stats había contabilizado ya mil 718 millones de páginas.
¿En medio de este torrente, una página más? Pues sí. ¿Qué le vamos a hacer? Signos de los tiempos.